diumenge, 15 d’agost del 2010

SALIVA VA, SALIVA VIENE (pura ficción, por supuesto!)



Yo sabía
que tenía que existir
algún "urbano" listo.



La mala suerte es que me tocara
anoche
a mí!!!!!!!!





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Cuatro AM de la madrugada. Paseo de la Zona Franca, volviendo en moto del último concierto de LOL de la temporada estival, en Sant Vicenç dels Horts (esa bella población del Baix Llobregat a la que se puede llegar desde Barcelona sin pasar necesariamente por Martorell … pero eso es otra historia).

Zona Franca, decía. Un poli apostado en un cruce me hace señales para que pare.

- Documentación del vehículo.

- (Y no me preguntará si “estudio o trabajo”? Dios: qué poco creativos estos policías!). Claro!

Me saco el casco y el guripa me mira a los ojos.

- ¿Has tomado alguna sustancia tóxica?

- (Mira qué bien: ahora la Policia me tutea. ¿Cómo era esa simpática frase en francés para reprocharle el tuteo a alguien que te lo propina sin que toque?: “Que yo recuerde, Usted y yo no hemos criado cerdos juntos, n'est-ce pas?” Hummmm. Mejor lo olvido y le contesto). No. He tomado tres cañas, pero de eso hará ya dos horas.

Bien. Yo en mi línea: le doy los papeles de la Impala en vez de los de la Suzuki. Lo grave es que el lumbreras ni se ha enterado. Ha ido hasta el furgón en busca del kit de detección de conductores piripis ¿Y ahora le tengo que decir que me he confundido de papeles? De verdad, que soy muy despistado, y encima estoy cansado. Se lo juro, señor polissssia: ni me endrogo ni voy borracho.

- ¿Has bebido o tomado alguna sustancia tóxica?

- (Sí, claro: un chupito de lejía!!! ¿Y a éste no le podrían haber enseñado la diferencia entre una sustancia tóxica y un estupefaciente? Venga: calla. Responde y sopla. Emocióoóóóón. Síííí´: 0.0. Ni una pizquilla de alcohol en el templo de mi alma!

- Tienes las pupilas muy dilatadas. ¿No has tomado ninguna sustancia tóxica?

- (Dale. Erre que erre. NOOOOO, coño, sólo estoy cansado. Será el efecto de conducir de noche y aguantar los focos del concierto, leñe!). No, nada.

- Procederemos a hacer una prueba básica para detectar si se han consumido sustancias tóxicas. Y dice algo a su compañero y a mí del tipo: eso nos lo han explicado en el cursillo.

- (Mira qué bien! Deben de ser los listos de la promoción. Les han dado un cursillo y to’. ¿Supongo que lo habrán aprobado?)

La prueba es realmente “básica”. Me planta una linterna en vertical delante de la cara (demasiado cerca: buen hombre, ¿no sabe usted lo qué es el espacio vital? Quizá será quizás que a las fuerzas del orden de esta nuestra España democrática ya no les entra en programa la lectura de Mein Kampf. Pero... joder con la linterna! Cómo cuesta seguirla con la vista. Sólo quierooooo dormiiir).

- Tienes X (X = palabro gregote médico-técnico que no recuerdo pero que viene a decir ‘incapacidad de seguir con la vista una puta linternita cuando la mueven a dos palmos de tu nariz’”). Es un síntoma claro (“como dijeron en el curso”, le falta apostillar). Vamos a hacerte el “toxitest” (vale: la prueba no se llamaba exactamente así, pero por ahí iba).

Paso junto al furgón. Me dan una especie de palito de lavarse los oídos. Me indica, el segundo a bordo, que debo pasármelo por la boca: cuando quede impregnado de saliva, la base del palitroque se volverá azul.

Y empezamos: venga pasearlo por la boca. Pero el colorcillo no cambia.

- No tengo mucha saliva. De hecho, hace rato que tengo bastante sed.

- Hummmm... Pues la sequedad de boca es otro síntoma de haber consumido sustancias tóxicas (lo que faltaba: éste también estudio durante el cursillo).

- (O de no haber consumido agua en las últimas seis horas, ¡so listo de los cojones! Pero na’, venga darle vueltas al palito. No sé si puedo aprovechar para limpiarme los dientes).

- Tranquilo. Que no es cosa de dos minutos ni tres. Frota, frota, también por debajo de la lengua.

- Es que casi no tengo saliva.

- Puedes estimularte las glándulas salivales.

- (¡Joder que completito que era el cursillo! Y el buen hombre me lo ilustra masajeándose el cuello con dos dedos. Por respeto al horario infantil de este blog, me abstengo de reproducir mi comentario en voz interior, aunque lo que me paso por la cabeza es más que obvio).

- Prueba, prueba.

- (Divertido el espectáculo. Yo, venga frotar. Los dos polis, alternando el control de mi prueba con otro “servicio”, mientras se entrecruzan lecciones de qué buenos que son en su trabajo. ¿Se acabarán besando o…? Pero calla. Tú frota. Busca saliva en lo más recóndito de tu cavidad bucal). Lo siento. Aunque el palo no esté azul, esto ya está lleno de saliva.

Se lo muestro a ambos guripas. ¡Pero si hasta me he hecho sangre en las encías! El palo, hecho un trapo, pringadísimo ya de saliva. Uno mira. El otro mira.

- Si. ¿Ves? Ya tiene un cierto color azulado.

- ¿?????????????????? (Pues yo no lo veo, pero alabado sea el falso daltonisto del tipo este, y las ganas del otro de darle la razón). Se coloca el palito sobre un reactivo. Vale, esto ya debe estar… pero… no…. ¿qué es esta probeta? Por su respuesta [“sólo hay que llenar el cono del fondo”], percibo que el guripa ha leído, en mis ojos intoxicados, mi pensamiento [“eso es muy grande para llenarlo de nada que pudiera salir ahora de mi cuerpo”].)

- Sólo tienes que llenar el cono de saliva.
- (Saliva. ¿Qué saliva? Si se ha quedado toda en el palitoooooo. Cara de horror. En fin: manos a la obra. Pero nada, ni una gotita).

Y el chiste dura como unos diez minutos más. Venga intentar salivar, pero no hay manera. ¿Pienso en algo que provoque la salivación?... ¿La duquesa de alba en liguero y con ingles brasileñas? ¿La cabeza decapitada del jefe de los guardiaciviles que decidió que estos dos individuos debían apuntarse al cursillo e, inmediatamente, hacer prácticas de campo? Aggggg. Imposible.

Y el cuento acabo así:
El poli dos dice al poli uno: “Caporal, mira. El test ha dado que no hay nada” (y me mira a mí, para que yo también me dé cuenta de que hoy no me he drogado - (No te jodeeee!!!).

Cuatro saludos más o menos cordiales,
moto en marcha
y camino de la cama..

con una cosa aprendida y muy bien aprendida: en lo sucesivo, juro llevar siempre en el cofre de la moto una botella de vodka, por si me para la policía.

Creo que sale más a cuenta pegarse entonces un buen lingotazo delante del pitufo, dar positivo en la prueba de alcoholemia y que te quiten puntos y el carnet

Cualquier cosa
para ahorrarse el suplicio del palito y la saliva.

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