Bebimos hasta embriagarnos
cuando aún la viña estaba por crear.
Si no fuese por lo intenso de su perfume,
a su taberna no me hubiera encaminado,
y si no fuese por su resplandor,
mi imaginación no lo hubiera concebido.
De él no conservo el tiempo
sino su última bocanada,
como si al evaporarse se hubiera escondido
en el seno de la mente.
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