Seis años después reapareces y, hablando sola, resumes tu noria de vida en un solo café. Y, curado al fin, me permito el lujo de observar tu pelo raro y creo que ahora fumas demasiado.
Y hablas como si te hubiera preguntado de quién te vengabas todo el tiempo que yo estuve a tu lado.
Y aún no sé a qué diablos viene ahora tu llamada.
Tiembla tu cuchara y eso nunca queda bien.
Di, di la verdad: llevas tiempo sin romper muñecos. Pasados unos meses, alguien me ajustó de nuevo. Ya queda un poco lejos cuando me incendiaste.
Ya soplaron las cenizas, volaron las cenizas.
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