dimarts, 10 d’agost del 2010

ROBERT LOUIS STEVENSON

No digáis que fui débil y no hice frente
A mis obligaciones, y que huí del mar,
Negando las torres que mis mayores erigieron, los faros que encendimos,
Para jugar como un niño que se divierte levantando castillos de papel.
Decid mejor: en el atardecer del tiempo
Una recia familia arrancó de sus manos
La arena del granito, y contemplando en la lejanía
A lo largo de la rugiente costa, monumentos
Y altas memorias que en el crepúsculo se hundían,
Sonrió feliz, y a infantiles tareas
Alrededor del fuego, dedicó las horas del anochecer.


El quadre, de Chagal (com no!)

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