dimarts, 10 d’agost del 2010

Compasión y desapego. Un relato Zen


En una ocasión, dos monjes budistas, Tanzan y Ekido, caminaban juntos por un camino enfangado. Había estado lloviendo torrencialmente. Al doblar una curva, encontraron a una bella muchacha, vestida con su kimono y zapatillas de seda, que no podía cruzar el camino.


"Ven, muchacha", dijo enseguida Tanzan. Luego la tomó en brazos y la dejó al otro lado del camino, evitando que se empapara y ensuciara en los charcos.

Ekido no dijo nada hasta que al atardecer hubieron llegado a un templo en el que pasar la noche. Entonces ya no pudo contenerse, y le dijo a su compañero: "Nosotros, los monjes, no nos acercamos a las mujeres -dijo a Tanzan- y menos aún a las que son jóvenes y hermosas. Es peligroso. ¿Por qué lo has hecho?".


Tanzan le respondió: "Yo he dejado a aquella muchacha al borde del camino. ¿Tú todavía la llevas contigo?".

Y lo que no explica el cuento es lo bien que se lo pasaron la muchacha y el chulapo que detuvo su camión justo al borde del camino.

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